Muchas personas pasan horas trabajando en la oficina, además, cada vez son más los que deciden levantar su propio negocio trabajando desde casa, lo que se traduce en largas horas sentados. De ahí, proviene la necesidad de hacerse con una silla de escritorio de gran calidad que en un futuro puede ayudar a evitar dolores posturales y patologías de espalda.
Aunque en un principio desembolsar una cantidad de dinero importante en material de oficina puede parecer un gasto considerable, se trata en realidad de una inversión necesaria. La silla es un elemento fundamental donde no debemos escatimar, ya que puede jugar un factor importante en la salud, el estrés y las malas posturas, por tanto, elegir la más adecuada puede ser clave para combatir estos problemas.
Aunque los dolores lumbares son el problema de salud que más costes supone a los trabajadores, elegir un buen asiento no es solo importante para la espalda, también para otros aspectos como las articulaciones o la circulación sanguínea. Además, una vez producida una lesión de espalda, el riesgo de incidencia se dispara y aumenta la importancia de las condiciones de trabajo para evitar que el problema se cronifique.
El aspecto más importante a la hora de elegir una silla de escritorio es sin duda el asiento. Hay que tener muy en cuenta que sea regulable en altura, ya que esto permitirá fijar la posición del torso dependiendo de la mesa de trabajo que se esté utilizando.
En caso de que la silla quede demasiado baja, causará lesión en la zona lumbar, mientras que, si la silla es demasiado alta para la mesa, sufrirán problemas las vértebras y se verán forzados los músculos de la parte dorsal y el trapecio. Por otro lado, es importante que pueda modificarse su colocación respecto a la del respaldo, si el abdomen queda en una postura demasiado comprimida puede llegar a derivar en problemas de circulación y digestivos. Debe ser suficientemente ancho para poder sentarse de manera holgada y que en ningún caso la parte delantera oprima la parte posterior de las rodillas, lo ideal es que esté inclinada hacia abajo.
El respaldo no es menos importante, debe ajustarse a la espalda y ofrecer un buen apoyo a la zona lumbar. Al igual que el asiento, es aconsejable que sea regulable en inclinación, así como que sea posible regular firmeza, fijación y movilidad.
Para jornadas que no superen las cinco horas lo mejor será decantarse por respaldos basculantes, mientras que, para jornadas más largas, lo mejor será probar con sillas sincronizadas, en esta modalidad el respaldo bascula a la vez que el asiento se desliza hacia delante y hacia atrás, de esta manera ni la columna ni el abdomen se encuentran en posición comprimida en ningún momento.
A la hora de elegir la silla en la que pasaremos la mayor parte del día hay que tener en cuenta estos dos importantes aspectos, y siempre tener claro que más importante que el precio o la marca, es la calidad y los beneficios para la salud.
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